Post Semanal

8 marzo 2020

LAS EMOCIONES

Las emociones son estados afectivos que experimentamos de forma espontánea y que tienen una duración corta. Son una reacción subjetiva al ambiente que vienen acompañadas de cambios en nuestro cuerpo.

Durante mucho tiempo, se han considerado poco importantes hasta hace relativamente poco tiempo, sin embargo, actualmente sabemos que son fundamentales como reguladores de los estados de ánimo y la forma en la que las hemos gestionado, ha hecho que ahora se les de una gran importancia y desde la niñez, la inteligencia emocional está integrándose en los programas educativos.

Cada individuo, experimenta las emociones de forma diferente, influenciado este hecho por su propia biología y sus experiencias vitales, así por ejemplo, hay personas con una gran facilidad para llorar y soltar determinadas emociones y otras personas tienen gran dificultad para hacerlo.

Hay cientos de emociones y tenemos un concepto algo equivocado en esto. Generalmente, las catalogamos entre emociones buenas y emociones malas y sin embargo, he de decirte que todas las emociones son necesarias. Unas son agradables y otras son desagradables, pero todas son igual de necesarias. Imagínate, si el hombre desde su origen no hubiera sentido la emoción del miedo, habría sido devorado por sus depredadores naturales, sin embargo, gracias a esta emoción , pudo definir estrategias para superarlos a pesar de su desventaja física.

La sociedad actual, es una sociedad donde no aceptamos que nada malo nos pase, nuestras expectativas y esa búsqueda continua de los estados de felicidad, hace que rechacemos cualquier hecho que no queramos vivir. Esto desencadena como resultado que cada vez que vamos a sentir una emoción desagradable, nos resistimos a sentirlo y la negamos o la ignoramos.

Además, en nuestro modelo educativo, hasta ahora hemos reprimido a los niños, que por naturaleza tienen mecanismos de regulación emocional maravillosos, a que no las vivieran porque supone que gritan, lloran, ríen , cantan, bailan, saltan y nos cansamos de todo. Vamos obligando a los niños a que vayan reprimiéndolas por cuestión educacional y al final , llegamos a la edad adulta con una incapacidad absoluta de experimentar las emociones con las consecuencias tan negativas que eso tiene y que a continuación te resumo:

La contención impuesta de no experimentar las emociones, nos causa una gran frustración. Las emociones son un mecanismo fisiológico y parar sus efectos de forma forzada, hace que tanto física como mentalmente reprimas tus sentimientos . Como hablamos al principio de este blog, el sentimiento de frustración es uno de los pensamientos más nocivos para el ser humano y a base de frustración continua reprimiendo emociones, vamos enseñando al cerebro a esquivarlas y a mirar para otro lado cada vez que aparecen.

La Contención individual que viene después, puede llegar a marcar tu forma de ser. Cuando nos ocurre algo en la vida que no queremos vivir, reprimimos las emociones. Si es un acontecimiento importante, al principio te puede cambiar el estado de ánimo y por tanto el humor, pasado un tiempo leve , los cambios son de carácter, las personas modifican su forma de ver la vida y se van sumiendo en un estado de ánimo negativo continuo y a largo plazo, los cambios son de personalidad (personas tristes, amargadas, solitarias y apáticas con la vida y con las personas con las que se relacionan).

Además, no debemos olvidar que todas las emociones tienen un efecto físico en nosotros. Cuando no nos permitimos sentir las emociones desagradables, sus efectos físicos se van acumulando en nuestro cuerpo en vez de ser pasajeros y terminan convirtiéndose en contracturas, inflamaciones y hasta dolencias crónicas.

Las personas que no se permiten sentir las emociones van acumulando física y emocionalmente todos los efectos de todas las emociones a las que van esquivando y cuando están en su entorno de seguridad (en casa, en la oficina…) cualquier excusa puede ser un detonante para que exploten todas esas emociones acumuladas y sacarlas de forma desproporcionada, en el momento menos oportuno y con las personas que menos se lo merecen. Después de esta explosión, solemos sentir un gran sentimiento de culpa y nos preguntamos por qué reaccionamos así si en realidad no queremos hacerlo.

La correcta gestión emocional, te invita a sentir cada emoción en su momento y en pocos minutos, dejar de percibir sus efectos sin acumular estas sensaciones tan fuertes y dañinas en nuestro cuerpo. No pasa nada por sentir tristeza, pero acumularla en el tiempo con una alimentación en continuo de esta emoción, termina generando procesos depresivos.

La maravilla de una correcta gestión emocional, hace que vivas cada cosa cuando toca, que no te engañes a ti mismo en la percepción de la vida, que te gestiones y aproveches los buenos momentos y que tengas presente la impermanencia de la vida aprovechando cada instante como lo que es, único e irrepetible.

Mindfulness te permite mediante la meditación , poder relacionarte con esas emociones difíciles sin esquivarlas, sintiéndolas y soltando sus efectos con la práctica.

Tomando conciencia, viviendo en coherencia

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