Busca cada día, momentos de calma. A pesar de tu agenda, a pesar de los imprevistos, a pesar toda la locura y el ruido que adornan tus días, busca en todos ellos momentos de calma.
Puede ser haciendo deporte, dando un paseo, de camino al trabajo, busca instantes que seguro tienes, y en vez de utilizarlos en organizar, programar o rumiar en tu mente, respira y date ese tiempo para ti, para el encuentro contigo mismo y la toma de conciencia de la realidad de tu día.
Abraza la oportunidad de dedicarte unos minutos, sin duda muy valiosos.
Durante años, trabajé en una empresa donde no era especialmente feliz. Aprovechaba la hora de comer para hacer deporte en este precioso paraje cercano. Contaba las horas para regresar cada día allí.