Esta semana la tarea no es fácil pero quiero que experimentes con tu familia el efecto contagioso de la alegría.
Elige un momento cada día de la semana en el que estéis todos juntos en tu casa, la hora de la comida, desayuno, el que sea…
Piensa un poco antes lo que vas a contar y recuerda eventos muy alegres para todos, sea el día que sea, recuerda escenas graciosas, divertidas de vuestra vida.
Si eres capaz de hacer esto, podrás hacerte consciente del efecto tan contagioso que tiene la alegría en nuestro entorno y sobre todo, en como cambia la visión del día para tu familia. Si nos sentamos todos juntos a desayunar y nos contamos que tenemos un duro día por delante, que nos da pereza, que pensamos que va a ser un mal día, se lo estás regalando a todos lo miembros de tu familia ya que afrontarán el día con una actitud parecida a la tuya.
Si por el contrario, cuentas anécdotas que consigan la risa de tu familia, el día lo afrontarán con una sonrisa que los tendrá más creativos, conectados y con sensación de que el día va a ser bueno.
En parte, es nuestra responsabilidad convivir con alegría o no