Hace algunas semanas, hablamos muy por encima de nuestro sistema de regulación emocional . Tal y como puedes ver en la imagen que precede a este post, este sistema está formado por tres grandes bloques, todos ellos muy necesarios para poder mantener un equilibrio emocional saludable.
Nuestro sistema de regulación emocional está compuesto por tres partes que para entenderlas las vamos a llamar a cada una con un color diferente, tal y como se muestra en el esquema, basado en la teoría de Paul Gilbert:
- SISTEMA ROJO: Es el l primero de ellos, comandado por nuestra parte del cerebro más primitiva. Es el encargado de buscar nuestra protección y seguridad, su función es estar pendiente de cualquier amenaza que se desarrolle en nuestro entorno. Las emociones principales asociadas a esta sistema son la ira, el temor y la ansiedad.
- SISTEMA AZUL, controlado por nuestro sistema límbico. Es el sistema de la satisfacción, la recompensa. Con su acción, se produce una gran activación en el ser humano y es la fuente de motivación para querer, perseguir, lograr objetivos. Los comportamientos asociados a este sistema son ansiedad, frustración, alegría, poder, ambición.
- SISTEMA VERDE, controlado por nuestro neocortex, enfocado en la calma y en las relaciones entre seres humanos. Desarrolla en nosotros sentimientos de satisfacción, relación, seguridad. Los comportamientos asociados a este sistema son el amor, la empatía, la compasión, la plenitud y la tolerancia
Es muy importante conocer con detalle cada uno de estos sistemas para poder identificar el nivel presente en nosotros de cada uno de ellos y así poder hacernos una valoración de nuestras gestión emocional, así como trabajarnos aquello que veamos que tenemos menos desarrollado.
Para ello, durante tres semanas, veremos cada uno de ellos por separado.
Hoy quiero dedicar el post a hablar del sistema de regulación emocional de amenaza (el rojo)
Los seres humanos tenemos este sistema donde se asocian emociones como la ira, la ansiedad, el miedo y el asco. Como bien sabes, éstas son emociones básicas que nos ayudan a sobrevivir . No son emociones agradables pero si muy necesarias y no debemos rechazarlas bajo ningún concepto
Estas emociones nos tienen en alerta, su función en protegernos y para ello, buscan posibles riesgos en nuestro entorno, posibles amenazas para nosotros o para nuestros seres queridos.
Está asociado a respuestas de estrés, con emisión de adrenalina y cortisol así como con respuestas de lucha, huida o bloqueo.
Cuando se conecta este sistema de regulación emocional, que por otro lado es el sistema que más rápidamente se activa, ya que está asociado a la parte más primitiva de nuestro cerebro, el cerebro reptiliano, hace que hagamos un sesgo negativo en la percepción de la realidad y estamos más pendiente de lo que puede salir mal que de lo que puede salir bien.
Nos pasamos la vida anclados a este sistema de regulación emocional debido al continuo estrés al que estamos sometidos y nos planteamos el día a día, como una continua amenaza que hace que seamos mucho más reactivos de lo que queremos y nuestras respuestas en ocasiones son desproporcionadas, inadecuadas y nos hacen sentir culpa.
Lo bonito de trabajar la regulación emocional es buscar la forma de desarrollar los tres bloques por igual y cuando tomamos conciencia de cuantas horas al día nos encontramos en este bloque de amenaza, nos damos cuenta de cuanto tiempo vivimos bajo el prima de estas emociones que tan poco nos gustan.
Piensa por un momento en un día de la semana, si te despiertas con el tiempo justo para arreglarte e ir a trabajar, empiezas a sentir que te invade el estrés y la sensación de malestar por no tomarte el tiempo necesario para desayunar, asearte, etc. Si encuentras un atasco en el tráfico tu nivel de enfado aflora de forma incontrolable, y llegas al trabajo en un estado de excitación que hará que ya desde el primer momento tu reactividad esté a flor de piel. Tomas un café de máquina porque no te ha dado tiempo a desayunar y el asco que sientes, acompañado de la sensación de auto abandono por la falta de cuidado hacia ti mismo, hace que emerjan emociones como la tristeza, decepción y otras que adornarán de forma inconsciente tu día. En la mañana, ante cualquier imprevisto, los sentimientos de rabia, de injusticia y de impaciencia serán tus compañeros de viaje, siempre que no tengas que responder sobre algún error cometido que te suman en un estado de pánico que haga que te bloquees de forma definitiva.
Todo esto que te cuento, es un día absolutamente normal pero si no tenemos un sistema de regulación emocional saludable y desarrollamos este sistema de amenaza como predominante, sin que nos pase nada extraordinario, nuestros días pueden convertirse en un verdadero infierno.
Tomar conciencia de este sistema emocional nos dará las claves para evaluar y desarrollar los otros si nos vemos carentes de ellos en una búsqueda de ese equilibrio que nos saque de una vida innecesariamente hostil.
La semana que viene profundizaremos en el siguiente sistema de regulación que es el del logro….