Continuando con el estudio de la semana anterior sobre regulación emocional, el segundo gran bloque que debemos conocer y mantener en un nivel equilibrado con el resto es el sistema azul, este es el llamado sistema del logro.
este sistema es una parte nuestra que continuamente busca qué puede conseguir y anticipa logros, premiándonos con una dosis de dopamina cuando obtenemos algo que en nuestra vida está valorado como positivo o deseable
Genera emociones, como la excitación, la vitalidad, la sensación de progresar o avanzar. Es un sistema muy necesario para nuestro bienestar.
Personas que no tienen este sistema bien desarrollado, son personas deprimidas porque no tienen la capacidad de logro o pierden la capacidad de disfrutar de los placeres de la vida, de entusiasmo.
Cuando está demasiado activado, también puede generar problemas. Es un sistema que funciona activando zonas cerebrales que se conocen como los circuitos de recompensa del cerebro y cuando estas zonas están sobre activadas, puede generarse un proceso de adicción , obsesión, compulsión, agotamiento o estrés.
Nuestro cerebro recibe una serie de señales que ponen en marcha determinadas secreciones hormonales relacionadas con el placer fuertemente adictivas y el individuo, cada vez genera un mayor deseo de estos bioquímicos, más a menudo y en más cantidad, lo que se convierte en un círculo vicioso que puede dar lugar a comportamientos obsesivo compulsivos que dificultan en gran medida nuestra calidad de vida y nuestras relaciones con los demás.
Este sistema es el que se pone en marcha, por ejemplo con los video juegos. Esto genera en la población usuaria, una adicción que requiere cada vez de más tiempo, metiendo a las personas en situaciones de sensación de apatía ante todo lo que no signifique estar conectado a esa actividad de logro fácil y por lo tanto a esa generación de hormonas placenteras. El resultado de esto es una disminución en el rendimiento escolar-laboral de estas personas, un aislamiento social y una modificación de sus comportamientos que les sumen en procesos difíciles de superar.
De la misma forma, podemos encontrar grupos de población, que obsesionados de una forma u otra con su desarrollo profesional, encuentran en el trabajo, unas dosis de logro que no encuentran en su vida personal. Son personas que viven por y para el trabajo y abandonan el resto de los aspectos de su vida. Tras unos años, tanto el deterioro físico como mental le pasarán una cara factura y normalmente, sus vidas personales serán vacías y se habrán convertido en personas solitarias y socialmente poco integradas.
Tanto el sistema rojo como el azul, son sistemas muy necesarios para nuestra supervivencia y por ello, la realidad es que el ser humano se pasa la vida saltando de uno a otro sin cesar.
Hasta aquí podríamos estar de acuerdo en que todos tenemos de ambos y todos nos trabajamos de alguna forma los dos sistemas de regulación de nuestras emociones, unos con más intensidad que otros. El problema es que ambos sistemas, activan zonas cerebrales con un gran desgaste por la excitación que provocan las emociones adheridas a ellos.
A partir de aquí, entra en juego el sistema verde que veremos la semana que viene. Es el sistema de la calma, aquel que nos ayudará a compensar los otros dos.