Esta semana os propongo una práctica muy sencilla y a la vez complicada por el mal hábito que solemos tener.
Septiembre en el mes de la vuelta a todo, trabajo, estudios, deporte. Volvemos a las rutinas y obligaciones y nuestro subconsciente y el mundo que nos rodea nos va a invitar a quejarnos muchas veces.
Nos quejamos de madrugar, de trabajar, de estudiar, de la pereza que nos da el deporte. Cada vez que te sorprendas quejándote, te invito a pensar en lo contrario de tu queja:
- Nos quejamos del trabajo: Piensa en como vivirías sin trabajo, en paro
- Nos quejamos de la familia: Piensa en como vivirías solo, sin familia
- Nos quejamos de las obligaciones, de las rutinas: Piensa en como vivirías si cada mañana te levantases y no tuvieses nada que hacer
- Nos quejamos de la pereza que nos da hacer deporte: Piensa en como te sentirías si estuvieras lesionado y fuera imposible realizar tu deporte.
La queja es un vicio que nos mete en una vibración negativa ante todo lo que hacemos, se retroalimenta y crece la costumbre de quejarnos absolutamente de todo sin que en realidad, sintamos lo que pensamos.
La forma de cortarla de raíz es poniéndola en su sitio, convirtiéndola en realidad. Tomar conciencia de nuestros pensamientos, nos hace tomar conciencia de lo absurdos que son en ocasiones y el daño que nos hacen