Esta semana mi propuesta no es sencilla, pero es absolutamente preciosa.
Siéntate delante de tu diario y vuelve con tu memoria, hacia tu niñez. Sitúate en aquella edad, como si retrocedieses en el tiempo . Si te ayuda, puedes hacer alguna meditación relacionada con el niño interior, puedes encontrarlas en internet facilmente.
Una vez situado allí, escribe una carta. Esas letras son del niño o la niña que hemos evocado en el recuerdo hacia el adulto que está delante de este diario. Tu «yo niño» escribe a tu «yo adulto».
Tan solo, déjate llevar, date unos minutos para intentar sentir como sentias en aquella época y empieza a escribir. Cuéntate como te ves, como ve la vida que has llevado, recordad juntos vuetros sueños, vuestra visión de lo que era la vida y la realidad que estás vivivendo… a partir de ahí, sencillamente, escribe a ver que pasa.
Esta carta puede suponer un ejercicio muy interesante que te sitúe en cosas importantes que quizás, el día a día te haya hecho olvidad. Puede ser que te recuerde cosas que te encantaban en la vida, puede ser que encuentre alguna de esas capas de «tu personaje adulto» que no tengan demasiado sentido con la persona que realmente eres.
Anímate, será un bonito viaje….