Ayer tuve la gran fortuna de dar una charla para una asociación de enfermos de cáncer de mama. Fue para mi un momento intenso, delante de mujeres que han luchando o están luchando con esta enfermedad y que mi voz interna me decía que tenían más que enseñarme ellas a mi que yo a ellas.
Sin embargo, su apertura, su amabilidad, su simpatía me hizo sentir cómoda y útil todo el tiempo. Se habló de resiliencia y tras ver sus caras, su actitud ante la vida y sobre todo, sus ganas de vida pensé en compartir el post sobre resiliencia.
No somos conscientes de nuesrtras fortalezas internas, nos decimos una y otra vez que no podemos, que no somos suficientes y cuando llegan enfermedades como ésta, sacamos un montón de recursos ligados al propio instinto de supervivencia, que nos demuestra que somos mucho más grandes de lo que pensamos o nos decimos a nosotros mismos.
La Resiliencia, por definición, es la capacidad del ser humano de afrontar las situaciones difíciles de la vida, con fortaleza, con ecuanimidad y saliendo de ellas con aprendizaje.
Este es un concepto relativamente moderno y el mundo de la psicología, lo mira ahora con mucho interés y entusiasmo.
Incialmente, las personas pueden desarrollar más o menos resiliencia en la fase de la niñez si se ha crecido en entornos seguros, donde el niño ha recibido correctos cuidados y desarrolla modelos de apego seguros.
En la edad adulta, encontramos personas más o menos resilientes en función de sus creencias y de sus propias experiencias, sin embargo, esta resiliencia se puede desarrollar. Para ello, será necesario que la persona abandone la zona de confort y podrá salir fortalecido de aquellas situaciones que le produzcan miedo.
El ser humano aprende de la adversidad, una ruptura amorosa, la pérdida de un trabajo, la traición de un amigo, padecer una enfermedad grave o perder a un ser muy querido, son situaciones de dónde las personas salen realmente con un aprendizaje trascendental en sus vidas, pero en estas situaciones, las personas no resilientes, pasan un verdadero y largo infierno hasta llegar a la situación de aprendizaje.
Y yo me pregunto ¿por qué tenemos que darle valor a la vida cuando hemos estado a punto de perderla? ¿por que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos? ¿por qué no nos alejamos de las personas tóxicas hasta que hemos pasado por una depresión? ¿por qué no tenemos autoestima hasta que hemos caído en una crisis de ansiedad? ¿por que no rebajamos nuestros niveles de estrés hasta que el corazón nos da un aviso?
Tenemos un tremendo potencial pero en la mayoría de los casos , no somos conscientes de ello, por lo que ante las situaciones difíciles , nos escondemos de nuestros miedos para no enfrentarlos y nos quedamos en nuestras creencias limitantes.
Esto no se trata de de dejar de tener miedo porque esto es imposible, se trata de acompañar a nuestra mente a explorar esos miedos y poder seguir adelante a pesar del mismo.
Todos podemos llegar a ser personas resilientes si lo desarrollamos . Pero te preguntarás, ¿cómo podemos hacerlo?
Nuestra mente, tiene una especie de narrador interno, que ante un acontecimiento difícil , te va contar una versión de los hechos , fuertemente influenciada por tus miedos y esto hará que sea una versión , generalmente magnificada y dramatizada en exceso. Con el paso del tiempo, la mente va rebajando ese nivel de drama y la versión va disminuyendo en intensidad.
Cuando entrenas tu mente mediante la meditación, eres capaz de observar tus pensamientos. Utilizando esta técnica, puedes observar esa primera versión que tu mente te cuenta ante un acontecimiento difícil y podrás poner en duda su intensidad o magnitud. Así, poco a poco, la percepción de los hechos será cada vez menos bloqueante y podrás trabajar la aceptación de los acontecimientos.
Ningún acontecimiento es traumático en si mismo, solo se convierte en un trauma cuando lo percibimos como tal, anulando los mecanismos psicobiológicos de crecimiento y fomentando una rigidez mental que nos limita.
La aceptación de la vida, la ecuanimidad que te aporta el silencio interior y el equilibrio emocional, hará que en esos momentos de la vida que tanto nos asustan y de los que no nos vamos a poder escapar, afrontemos las situaciones con la fortaleza y el equilibrio necesarios para que no nos arrastre y nos sumamos en un proceso traumático del que nos cueste mucho tiempo salir.
Tomando conciencia, viviendo en coherencia