Esta semana, mi propuesta en esa toma de conciencia en nuestro día a día, tiene que ver con los maquillajes que ponemos a la verdad.
Cuando estés hablando con alguien, sea en el ámbito personal o profesional, observa cuánto modificas los relatos para mejorar la versión, para parecer más interesante, más intenso o sencillamente, menos normal.
En muchas ocasiones, exageramos o distorsionamos la verdad en pro de conseguir más atención de los demás, sin embargo, nuestro cerebro es capaz de percibir esos «arreglos» de la realidad y hace que las personas perdamos credibilidad.
Obsérvate al hablar con los demás y si eres capaz, baja un poco el nivel de distorsión en aquello que cuentes. El cambio será muy sutil pero notarás que los demás, conectan más contigo.