Trabajar las espectativas en nuestro diario nos ayuda de una forma muy importante, a evitar esos momentos en los que nos victimizamos por la frustración que nos producen.
Toma tu diario y analiza la última vez que te hayas sentido frustrado porque las cosas no han salido como esperabas.
Hazte las siguientes preguntas:
¿eran realistas tus espectativas?
¿crees que a otros les habrá pasado lo mismo que a ti?
¿y en otros, lo ves tan grave o tan negativo?
¿crees que has sobredimensionado el drama percibido?
¿que puedes aprender de ésto?
Tomar conciencia de cómo afrontamos que las cosas no salgan como esperamos hace que rediseñemos nuestras espectativas en determinados hábitos en los que son desproporcionadas y algo absurdas