Querida navidad, un año más estás a punto de entrar por la puerta de todas nuestras casas. Una mezcla entre ilusión alimentada por el pasado y una añoranza incipiente, alimentada por los recuerdos más tristes, hace que mis emociones estén calentando motores.
La navidad es un tiempo donde veo a mis personas favoritas y eso ya merece la pena. Sin embargo, me sobran muchas cosas tuyas, cosas como los excesos, la toma de conciencia de los que no pueden permitirse una navidad tal y como nos la venden, el sufrimiento de los padres que no pueden cumplir los sueños navideños de sus pequeños o los vacíos enormes que generan los que ya no están, por no hablar de las horribles noticias sobre algunas partes del mundo que contrastan con la felicidad que nos vendes.
No puedo decir que la navidad no me guste porque, en realidad me encanta pero creo que también me agota, me agotan las alegrías, tan rápidas, fugaces y sobre todo, me agotan las tristezas, tan profundas.
Pero están ellos, mis recuerdos, todos ellos, desde los de niña, donde la navidad era pura magia a los de madre, donde las caras de mis inocentes niños limpiaban todas mis penas. Estos recuerdos no pueden nublar tus días porque han llenado de luz toda mi historia.
Me paso mis días convenciendo a personas para que vivan el presente y estas fechas, juegan mucho en mi contra, ya que las altísimas espectativas que todos generamos sobre estos días, trabajan mentalmente en lo contrario de lo que tanto defiendo.
La felicidad no consiste en focalizarnos en los días especiales, pero es cierto que tus días, querida navidad, lo son.
En casa, todos juntos, volveremos a saborear el jaleo de una familia divertida y ruidosa como la mía, y los días estarán llenos de risas, regalos, confidencias, cafeticos en la cocina y esa sensación tan buena que tengo cada vez que tomo conciencia de esta familia tan imperfectamente perfecta que tengo.
Un año más los tengo, me tienen, nos tenemos y eso es lo que realmente me importa. Aunque te vayas cuando apenas hayas llegado, gracias por volver de nuevo, querida Navidad.
Me encantas y asustas a partes iguales, sin embargo, pienso disfrutar de cada una de tus horas, así es que, aquí te espero…
Tomando conciencia, viviendo en coherencia.