En ocasiones, las pérdidas se instalan como un dolor perpetuo en nuestro corazón. Aunque pasa el tiempo, sentimos que no avanzamos y el vacío que dejan las personas, nos impide retomar y ver con ilusión el resto de nuestra vida.
Siéntate en tu diario y si tienes alguna pérdida que sientas que duele mucho, escribe a esa persona. Toma conciencia de todo lo bueno que te ha dado la vida teniendo la suerte de tenerla y aunque su ausencia duela de forma extraordinaria, intenta ser conciente de esa suerte y de su legado. No te lo va a devolver pero si te va a yudar a encontrar paz y sosiego.