De forma inconsciente, el ser humano pasa momentos de su vida donde la insatisfacción personal y la inseguridad, provocan que nuestro ego, a través de ese personaje que todos interpretamos cara al público, coja todo el protagonismo en nuestras vidas. Necesidades no cubiertas que nos producen sentimientos internos de gran infelicidad, son tapados con aptitudes frívolas y que se alejan de nuestra realidad a toda velocidad para no mirar hacia nuestro interior.
Felicidad aparente que esconde grandes tristezas, vida social incesante que persigue tapar un sentimiento de soledad muy profundo, juicio permanente hacia todo lo que se mueve a nuestro alrededor, que encubre una gran decepción hacia nosotros mimos, son comportamientos mucho más habituales de lo que pensamos y que nos sumen en una incoherencia vital que termina pasando una factura física y psicológica muy cara.
La comparación con los demás es una de las principales razones por las que nos volvemos superficiales en busca de aprobación. En un mundo cada vez más conectado, es fácil ver las vidas aparentemente perfectas de otros a través de las redes sociales o en nuestro entorno cercano. Esto puede generar una sensación de inferioridad y un deseo de igualar o superar las apariencias de los demás.
La validación externa como fuente de autoestima, donde dependemos exclusivamente de la aprobación externa para sentirnos valiosos o amados, nos vuelve vulnerables a los altibajos emocionales. Buscamos constantemente señales de validación, ya sea a través de cumplidos, reconocimiento o la atención de los demás. Esta dependencia de la aprobación externa puede erosionar nuestra autoestima y nos hace cada vez más superficiales en nuestras acciones y decisiones.
la falta de autoconocimiento y autenticidad, que hacen que si no nos conocemos a nosotros mismos de manera profunda y auténtica, es más probable que busquemos la aprobación externa para definir nuestra identidad y valor. En lugar de desarrollar nuestros propios intereses, pasiones y valores, nos enfocamos en adaptarnos a lo que creemos que los demás quieren ver en nosotros. Esto nos lleva a vivir una vida superficial y carente de autenticidad.
Es importante tener en cuenta que la búsqueda de aprobación externa no nos trae una satisfacción duradera. Para contrarrestar esta tendencia y recuperar nuestra autenticidad, debemos cultivar la autoaceptación, el autoconocimiento y aprender a valorar nuestras cualidades internas más allá de las apariencias superficiales. También es crucial rodearnos de personas que nos acepten y valoren por lo que somos, fomentando relaciones genuinas y significativas.
Mirar hacia nuestro interior y encontrar cosas que mejorar, nos da la oportunidad de hacer algo para salir de esos sentimientos. Mirar hacia otro lado, además de no solucionar nada del problema, nos hace aparentar ser personas, de las que jamás tendríamos en nuestra vida como una elección personal.
Tomando conciencia, viviendo en coherencia…