Mirar al pasado es algo que nos da cierto vértigo. Cuando miramos atrás, solemos encontrar una versión de nosotros incompleta, inmadura y llena de errores, sin embargo, no somos conscientes de que para nada esto es cierto.

Nuestro yo del pasado, en aquellos momentos hizo lo que pudo, con los recursos y conocimientos de los que disponía en esos momentos y aunque, visto desde el futuro, con mucho más sabiduría pueda parecer que nos faltaron muchas cosas, la realidad es que precisamente las decisiones del pasado, son las que nos han instruido para saber lo que sabemos en el presente.

El pasado no es evaluable desde aquí y por ello, debemos tener una mirada amable y compasiva hacia el pasado, agradeciendo a nuestro yo que aguantara como un campeón para enseñarnos y llevarnos hasta aquí.

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