Esta semana he asistido invitada a una entrega de Post grado en la Universidad de Valladolid, donde participo como docente de liderazgo.
Para un acto como éste, no es fácil dar una charla de unos minutos que sea de impacto pero, dándole vueltas al tema a tratar, pensé que me tiraba al ruedo y trabajaría la humanización.
Una sala llena de personas, vestidas para la ocasión, nerviosas por la formalidad y el significado del acto en sí, precedida de discursos oficiales y agradecimientos, entré de lleno en una visión del líder con determinadas habilidades que le hagan cohesionar con sus equipos.
- Un líder como catalizador de la felicidad de su equipo, a través de humanidad, empatía, motivación y generador de un buen ambiente de trabajo.
- Un líder que trabaja para convertir los obstáculos en oportunidades, centrado en la flexibilidad y adaptación ante la dificultad y que dedique parte de su tiempo al desarrollo de la estrategia del equipo para la mejora continua.
- Un líder que promueva y permita la armonización del trabajo con la vida personal, donde se inste al cuidado personal de las personas que son parte de la empresa, donde exista la congruencia con lo que se debe hacer y se hace y donde el salario emocional sea un objetivo real, estudiado y establecido en la estrategia del trabajo.
- Un líder que reconoce el buen hacer de su equipo, donde el fallo se trate en privado y el logro se haga en público
- Un líder que conoce y trabaja la inteligencia emocional para ser capaz de transmitir pasión y estabilidad emocional a sus colaboradores y donde se inste a una cultura de predisposición e implicación de todos por igual
- Un líder que sea consciente del sufrimiento de las personas que trabajan con él y que sea capaz de sostenerlo cuando toque.
Conceptos lógicos, que como luego me compartían los asistentes, todos conocemos y entendemos pero que la presión y el estrés del día a día, hace que olvidemos y que no seamos capaces de cohesionar a esas personas, que colaboran con nosotros cada día y que hacen que nuestro trabajo tenga sentido.
Es cierto que liderar personas no es fácil, pero precisamente no es fácil porque el ser humano es un ser lleno de potenciales y fortalezas esperando a ser reconocidas y puestas en marcha. El buen líder es el que consigue esto.
Tomando conciencia, viviendo en coherencia