Desde hace años, me encuentro con alumnos que se lamentan del abandono de hábitos saludables como son el ejercicio físico o la meditación. Aún siendo consciente de cuanto necesitan estos hábitos, una sensación de pereza o apatía, les hace caer en el abandono, generando un sentimiento de decepción y culpa que cargan en soledad.
Desde esta idea, parte este post, para analiar la falta de compromiso con nosotros mismos: ¿Por qué Procrastinamos y Cómo Superarlo?
En un mundo donde constantemente nos enfrentamos a múltiples demandas y distracciones, la procrastinación y la falta de compromiso con nosotros mismos pueden convertirse en obstáculos significativos en nuestro camino hacia el éxito y la realización personal. ¿Por qué postergamos las tareas importantes y nos auto-saboteamos? ¿Y cómo podemos trabajar para superar este hábito destructivo?
¿Qué nos impulsa a procrastinar?
- Miedo al fracaso: A menudo, posponemos las tareas difíciles porque tememos no estar a la altura de las expectativas, lo que puede minar nuestra autoestima. Por ejemplo, en el caso de la meditación, aunque sentimos grande beneficios al practicarla, siempre estamos con esa autoexigencia interna que, en cuanto siento que retrocedo y que mis impulsos me llevan a situaciones que me trabajo durante la meditación, la sensación de fracaso me hace sentir que no soy bueno, que esto no es para mi y abandono. Pues déjame que te cuente que la meditación es para todos y que es un camino de subida y llano pero no de bajadas. Puede que no seamos maestros de la meditación pero podemos encontrar la forma de que ésta, con mis tiempos, haga grandes cosas en mi vida.
- Perfeccionismo: La búsqueda implacable de la perfección puede paralizarnos, ya que nunca sentimos que nuestras acciones sean lo suficientemente buenas.
- Falta de claridad: Cuando no tenemos una visión clara de nuestros objetivos y prioridades, es más fácil aplazar las decisiones y acciones necesarias para avanzar. Cuando decidamos hacer algo nuevo, importante o diferente, intenta analizar para qué quieres hacer eso y desde ahí, establece una estrategia coherente y realista. No es lo mismo decir que esta semana empiezo a hacer deporte porque me viene bien, que decir que a partir de esta semana voy a ir al gimnasio lunes, miércoles y viernes, a la 9 de la mañana para combinar clase de spinning y entrenamiento personal y reservar esas clases. Nuestro cerebro, en el segundo caso, establece un vínculo con el compromiso personal y es mucho más probable que no procrastines. En el primer caso, solo te predispones a sentir lo que deberías hacer y que normalmente no haces, conectando con sentimientos de culpa o decepción que no activan tu motivación.
- Recompensas instantáneas: Vivimos en una era de gratificación instantánea, donde las distracciones como las redes sociales y el entretenimiento fácilmente accesible compiten por nuestra atención, desviándonos de nuestras responsabilidades. Las cosas que solemos procrastinar son aquellas que no nos dan recompensa inmediata. Analiza este tipo de actividades y establece plazos de recompensa lógicos para no caer en este error. Por ejemplo, para la meditación date 8 semanas, antes no verás muchos resultados, para el deporte unos 3 meses y así con todo aquello que consideres que no llevas a cabo aunque te gustaría.
- Tareas que no te apetecen pero que debes hacer: Trabajos complejos, tareas de hogar como un cambio de armario, ordenar un trastero. Este tipo de cosas, son protagonistas de la procrastinación de muchas personas. Cuando focalizamos la atención hacia algo que nos genera pereza, se nos hace inmenso en nuestra mente y cualquier evasor o distractor, será una buena excusa para dejarlo para más adelante. Esto nos lleva a confundirnos y pensamos que trabajamos mejor bajo presión, porque las desarrollamos en el último momento, cuando ya no hay tiempo de aplazar, pero en realidad esto no significa que trabajes mejor así, eres más productivo porque no tienes otra opción pero en realidad trabajas con mucho más estrés y por lo tanto, tu cerebro funciona peor.
¿Cómo podemos abordar la procrastinación y cultivar el compromiso con nosotros mismos?
- Establecer metas claras y alcanzables: Dividir grandes objetivos en tareas más pequeñas y manejables puede hacer que parezcan menos abrumadores y más alcanzables.
- Practicar la autorreflexión: Tomarse el tiempo para reflexionar sobre nuestras acciones y motivaciones puede ayudarnos a identificar los patrones de comportamiento que nos llevan a procrastinar. Preguntas como ¿por qué no me doy la oportunidad a hacer esto? ¿Por qué quiero hacerlo realmente? ¿Cuál es el objetivo y qué tiempo necesito para conseguirlo? ¿Tengo el tiempo que necesito reservado en mi agenda o lo hago cuando encuentro un tiempo extra?
- Eliminar distracciones: Identificar y eliminar las distracciones que nos impiden concentrarnos en nuestras tareas puede aumentar nuestra productividad y reducir la tendencia a procrastinar. Siempre que desees hacer algo y sientas que te cuesta ser constante, hazlo con atención, aléjate del móvil y otros distractores.
- Cultivar la autocompasión: En lugar de castigarnos por procrastinar, es importante ser compasivos con nosotros mismos y recordar que todos experimentamos momentos de falta de motivación y productividad. No te hables mal, aprende del error y sé tu mismo quien te aliente a volver a intentarlo, como lo haría con un buen amigo.
- Practicar el autocuidado: Mantener un estilo de vida equilibrado que incluya ejercicio regular, una dieta saludable y suficiente descanso puede mejorar nuestra capacidad para concentrarnos y mantenernos comprometidos con nuestras metas. Este tipo de hábitos, aumentan mucho la percepción que tenemos de nosotros mismos y nos permite sentir que merece la pena conseguir lo que queramos. Nos conocemos mejor, nos aceptamos y nos respetamos.
- Buscar apoyo: Compartir nuestras metas y desafíos con amigos, familiares o un mentor puede proporcionarnos el apoyo y la rendición de cuentas necesarios para mantenernos comprometidos con nuestros objetivos.
En última instancia, superar la procrastinación y cultivar el compromiso con nosotros mismos requiere tiempo, paciencia y autodisciplina. Al abordar las causas subyacentes de nuestro comportamiento procrastinador y adoptar estrategias prácticas para mantenernos enfocados y motivados, podemos avanzar hacia una vida más plena y satisfactoria.
Tomando conciencia, viviendo en coherencia…